Adele, en la portada de ROLLING STONE EE UU.
El nuevo número de la edición americana de ROLLING STONE, a la venta el 15 de abril, dedica su portada a la cantante de soul británica Adele. La londinense, de 22 años, acaba de publicar su segundo disco, 21, con el que ha logrado posicionarse la primera en las listas de ventas de Estados Unidos y Reino Unido. En la lista española de ventas aparece en el puesto número 13 con este último disco. Su primer álbum, 19, se coloca en el 54.
"Mi vida está llena de dramas y no tengo tiempo para preocuparme por algo tan insignificante como la apariencia física", responde Adele en la entrevista de ROLLING STONE al ser preguntada sobre su fluctuante peso.
Continúa: "No me gusta ir al gimnasio. Me gusta comer comida rica y beber buen vino. Incluso si tuviera buen tipo, no creo que me dedicara a enseñar por ahí el culo y las tetas". La cantante aclara que con estas declaraciones no pretende criticar a otras artistas que sí exhiben su cuerpo: "Me encanta ver las tetas y el culo de Lady Gaga. Me encanta ver las tetas y el culo de Katy Perry. Lo adoro. Pero mi música no va de eso. No hago música para los ojos, sino para los oídos".
Adele, cuya foto de portada es un atrayente primer plano de estética pin-up, se inspiró en una ruptura sentimental para componer las canciones de 21. Lo explica: "Mi ex novio es artístico, pero no romántico. Discutíamos por cosas como una taza de té o porque mi mechero no funcionaba. Sin embargo, me convirtió en una adulta y me puso en el camino en el que ahora avanzo". La joven, a tumba abierta, revela que padece de miedo escénico: "En un concierto en Amsterdam estaba tan asustada que me escapé por la escalera de incendios. He vomitado de los nervios un par de veces. Una vez, en Bruselas, lancé mi vómito, como un proyectil, sobre alguien. No lo pude contener. No me gusta ir de gira. Tengo muchos ataques de ansiedad". Con la misma sinceridad, Adele habla de su padre, un hombre que jamás estuvo a su lado y ahora se lamenta en la prensa sensacionalista inglesa. La hija se muestra rotunda: "Nunca conocí a mi padre. No tiene el jodido derecho de hablar sobre mí".
